Mindfulness

Si ayer vimos que era importante trabajar el cuerpo, hoy nos vamos a centrar en la mente. Para ello, hoy os presentamos el mindfulness, que es una herramienta muy poderosa y saludable para todos los que estamos en casa.

El mindfulness puede ayudar a los niños a mejorar la atención, a calmarse cuando están enfadados, así como a tomar mejores decisiones. Practicar mindfulness con regularidad ayuda a los niños en su regulación emocional y en su desarrollo cognitivo.

Básicamente consiste en centrar la mente, aquí y ahora.

Para ello os proponemos algunas actividades que podéis practicar en familiar:

Mírame a los ojos
Este juego es precioso. Además de desarrollar la atención es una herramienta maravillosa para despertar la empatía y crear vínculos afectivos con los hermanos, padres o amigos.  Nos sentamos por parejas uno frente al otro. Durante un tiempo tenemos que mirarnos a los ojos sin perder el contacto. ¡Ese será nuestro foco de atención!

Quietos como una rana

Este es un ejercicio que cada vez se utiliza más. Se trata de que los niños mediten imaginando que son ranas y adopten su postura. De esta forma concentrarán su atención en respirar y en cómo aumenta y disminuye su tripa.

Práctica con un amigo que respira

Para los pequeños de la casa, la instrucción de simplemente “parar atención a la respiración” puede ser difícil de comprender. Consiste en que el niño elija un peluche o muñeco, y lo ponga sobre su barriga estando tumbado. Entonces debe focalizar su atención en el subir y bajar del animal en el entrar y salir del aire.

Dar las gracias

Creo que dar las gracias es un componente esencial del mindfulness. Enseña a nuestros hijos a apreciar la abundancia inmaterial que hay en sus vidas. De este modo, tal vez le resten importancia a los juguetes o a las chuches que tanto desean.

Practica mindfulness comiendo


El ejercicio de comer una uva pasa o una pieza de chocolate es un clásico en la educación del mindfulness para niños. Para ello, se coge una pasa y antes de comerla hay que cogerla (tacto), mirarla (vista), olerla (olfato), escucharla (oído) y por último comerla saboreándo (gusto).




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